jueves, 17 de mayo de 2018

Sueños de libertad

Huyendo de la persecución nazi, siete judíos lograron ocultarse en los altos de un almacén de Ámsterdam. Era 1942 y desde aquel refugio de apenas 45 metros cuadrados; una niña de 14 años hacía frente a una devastadora guerra con una libreta y un bolígrafo.
Peter (Martín Velásquez) y Ana (Patricia Barreto)
en el "Anexo secreto"
Las frustraciones y esperanzas vividas en ese ático inspiraron “El diario de Ana Frank”, best-seller convertido luego en pieza teatral por Frances Goodricth y Albert Hackett. 
Dirigida por Joaquín Vargas Acosta, la obra llega a nuestra escena como un desafío asumido con suficiente aplomo y rigor, sin caer en los espejismos de los mártires. Con notable acierto, el director confía esta solitaria tarea a Patricia Barreto, a quien ya había dirigido en “Piaf” (2015) de Pam Gems. Durante las próximas dos horas, Ana y los otros refugiados del “Anexo secreto” resistirán a sus propios miedos y el asedio de un holocausto.
Con estos elementos y la asfixiante tensión del libreto, el director sitúa a sus personajes en una trinchera inestable. Las condiciones estrictas de convivencia –como guardar silencio por horas o caminar sin zapatos– llevarán la tolerancia  y anhelos colectivos al límite.
Los escondidos y los protectores
Otto Frank (un mesurado Gerardo García Frkovich) y su familia deberán lidiar con los “exquisitos” Van Pels (Ricardo Goldenberg y Lilian Nieto, como una pareja plausible), su hijo Peter (Martín Velásquez) y el dentista Fritz Pfeffer (bien resuelto por David Carrillo). Entre esa legión de adultos resignados, Ana brilla como una soñadora incomprendida.
Barreto trasciende como eje emocional de la historia con un personaje genuino, entrañable y atrevido. Su espíritu desafía al poder fáctico y cuestiona los paradigmas tradicionales de la mujer, lo que la enfrentará a su madre Edith y su hermana Margot (Magali Bolívar y Laura Adrianzén) en contrapuntos bien logrados.
Aunque circunstancial, la presencia de “los protectores” Miep Gies y Jan Kraler (Minou Adolph y Gonzalo Tuesta) impregna de fugaz esperanza a la estancia. Esta aparente paz será interrumpida a menudo por alarmas y estallidos que acrecientan la atmósfera de zozobra.
Los Frank (Laura Adrianzén, Gerardo García Frkovich,
Magali Bolívar y Patricia Barreto
La sobria combinación de secuencias audiovisuales (videos y grabaciones) dosifica la intensidad y contextualiza la convivencia. Un detalle trabajado, además, con esmero por la utilería y el vestuario. 
Y, ayudada por una precisa iluminación, la escenografía –cuidadosamente detallista– distingue funcionalmente los ámbitos comunes de los privados. Aquella resistencia silenciosa gestada en ese refugio de opacos rincones en 1940 hoy resulta imprescindible. Desde escena, “El diario de Ana Frank” recuerda que los anhelos de libertad no pueden quebrarse ante el hierro opresor, sino que son la única causa por la que vivir.

FICHA ESCÉNICA
“El diario de Ana Frank” de Frances Goodricth y Albert Hackett
Dirección general y traducción: Joaquín Vargas Acosta
Elenco: Patricia Barreto, Gerardo García Frkovich, Magali Bolívar, Ricardo Goldenberg, Lilian Nieto, Laura Adrianzén, Martín Velásquez, Gonzalo Tuesta y Minou Adolph
Funciones: De jueves a domingo a las 8pm
Temporada: Del 12 de abril al 27 de mayo
Lugar: Teatro Mario Vargas Llosa (Av. De La Poesía 160, San Borja)
Un montaje de Vargas Navarro Producciones / VNP

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