viernes, 27 de abril de 2018

Laberintos políticos

La ambición desmedida puede ser la pesadilla para un gobernante, rey o presidente. En las manos equivocadas, como las de un envanecido Ubú, excéntrico personaje creado por el dramaturgo francés Alfred Jarry (1873–1907), las consecuencias no podrían ser más hilarantes que fatales.
Ubú Rey (Molina) y Venceslao (Meza)
Y con “Ubú Rey” Soma Teatro lanza una mirada grotesca e ingeniosa a las anisas de poder de nuestra devaluada clase política. Un tópico ya analizado en “¡Baila con la Muerte!” (2012), brillante tragicomedia de Maritza Núñez, que sorprendió en la temporada de reinauguración de la sala de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD). El montaje que dirigen Rodrigo Chávez y Daniel Amaru Silva –con acertado manejo de lo histriónico y lo absurdo– podría traducirse como un calco de escándalos y denuncias que indigna y desconcierta por su hastío. Una realidad a la que resignarse entre reflexivas carcajadas.
La obra de Jarry es tan universal que la contextualización planteada por ambos directores fluye con naturalidad hasta cierto punto. La inclusión de “extranjeros” aporta una fuerte connotación histórica y retrata a los gobernantes como mercenarios sin ética ni nacionalidad; y a la corrupción como moneda de intercambio.
Por momentos esta poética –cuidada con sutil esmero– se desborda y desvirtúa su crítica al sistema político. Sucede en escenas en las que un color (similar al del voluminoso cuerpo de Ubú Rey) y asociado a una facción partidaria local asoma –y acapara– la nefasta fama que rodea, en realidad, a toda la especie política.
La puesta juega con claroscuros y música acordes, pero destaca el concepto y timing adherido a los discursos populistas de Ubú ante su audiencia. El trabajo del elenco –interesante economía escénica a cuatro actores– atenúa las ligerezas con actuaciones arquetípicas.
Madre Ubú (estupenda interpretación de Grapa Paola) aparece como el cerebro de la operación: arribista, intrigante y calculadora. Padre Ubú (Gonzalo Molina de buen papel), en cambio, es la caricatura del político oportunista que solo piensa en su propio beneficio.
Moyra Silva, Grapa Paola, Gonzalo Molina
y Óscar Meza
Óscar Meza y Moyra Silva orbitan con vistosidad. El primero luce versátil entre varios roles pero destaca como Venceslao, el despreocupado rey de Polonia; mientras que el capitán Bordura de Silva funciona como un militar instigador y convenido tan necesario en las intrigas golpistas. “Ubú Rey”, una de las mejores sátiras políticas de los últimos años, advierte el poder como un narcótico infame que trastoca la esperanza de muchos en el provecho de pocos. A pesar de las alusiones políticas inevitables, la versión de Soma Teatro es un llamado –el último, quizá– a la memoria y la ciudadanía.

FICHA ESCÉNICA
“Ubú Rey” de Alfred Harry, en una versión libre de Soma Teatro
Dirección: Rodrigo Chávez y Daniel Amaru Silva
Elenco: Gonzalo Molina, Grapa Paola, Óscar Meza y Moyra Silva
Funciones: Jueves y viernes a las 8pm
Temporada: Del 08 de marzo al 27 de abril
Lugar: Alianza Francesa de Miraflores (Av. Arequipa 4595, Miraflores)
Una producción de Soma Teatro

sábado, 21 de abril de 2018

Divina confusión

Anhelar lo divino y deleitar lo mundano ha enredado a dioses y humanos en “Anfitrión”. Una mímesis salpicada de enredos típicos y consecuencias sobrenaturales que trascendió los días del poeta latino Plauto (254a.C. – 184a.C.), quien, con monólogos y advertencias, crea una trama desenfadada.
La misma que siglos después ruborizó a las cortes francesas en versión de Molière (1622–1673) y afinó la pluma de Heinrich Von Kleist (1700–1756) hasta reaparecer en nuestra época. Sus giros entre las apariencias y la realidad así como la tenue distinción entre seres divinos y terrenales le confirieron notable vigencia.
Soma Teatro ha desempolvado este clásico –con tres lecturas disímiles a cuestas– bajo una mirada fresca y contemporánea. Rodrigo Chávez y Daniel Amaru Silva, los dos artífices esmerados de esta productora independiente, arriesgan con una comedia honesta sobre las trampas de la identidad. 
Entre dicotomías ingeniosamente entrelazadas, la obra narra cómo Zeus (el inspirado Sergio Paris) adopta la apariencia física del general Anfitrión (Rolando Reaño) para seducir a Alcmena (Natalia Cárdenas), su esposa, mientras éste comanda las tropas tebanas.
Ayudado por Hermes (el preciso Gabriel González) metamorfoseado en el esclavo Sosías (Alaín Salinas), los dioses instalarán un laberinto entre la ficción y la realidad. El primero marcado por enredos a ritmo de comedia vibrante; y la otra, por revelaciones que advierten al público sin alejarlo de la complicidad que exige la trama.
La personalidad resulta esencial en la dinámica de los dobles. Paris brilla como un dios vanidoso, y es secundado por un, más bien, despreocupado González; rasgos distantes a la candidez e ilusión que despierta la interpretación de Reaño; y la inagotable energía y dosis de paranoia con que Salinas compone al leal siervo del general tebano. El tono picaresco y desenfadado aviva la comedia y realza la contraparte femenina al alejarlos de los habituales estereotipos. Ello puede verse en la novia de Sosías, Cleantís (una desenvuelta Alexa Centurión); la esposa de Zeus, Hera (la acertada Tatiana Espinoza) y, en menor medida, con Alcmena (Cárdenas, de buen trabajo).
Esta ruptura de clichés alcanza a las relaciones sociales –el matrimonio o el poder– y moviliza la resolución de la obra. 
El juego de identidades funciona, aun cuando alguna aparición (Hera/siervo) resultó confusa, lo que no resta méritos a un trabajo que, en medio de sus contradicciones, fluye por su mirada humana, empática y oportuna. Con ingenioso acierto, el “Anfitrión” de Soma Teatro reflexiona sobre las facetas que construyen la identidad del ser desde un juego de acciones, roles y acotaciones llamado teatro. Un inteligente ensayo de espejismos en el que héroes y villanos no siempre son los mismos y casi siempre tienen más de humano que de divino.

FICHA ESCÉNICA
“Anfitrión”, versión de Soma Teatro
Dirección: Rodrigo Chávez y Daniel Amaru Silva
Elenco: Tatiana Espinoza, Sergio Paris, Natalia Cárdenas, Alexa Centurión, Alain Salinas y Gabriel González
Temporada: Del 10 de marzo al 30 de abril
Funciones: Sábados, domingos y lunes a las 8 pm
Lugar: Alianza Francesa de Lima (Av. Arequipa 4595, Miraflores)
Una producción de Soma Teatro

sábado, 7 de abril de 2018

Unicornios pálidos

El empoderamiento de la mujer es una de las quimeras visibles del nuevo siglo. Una arenga que no está exenta de reveses y boicots como sucede en “Aquí no hay lugar para unicornios”, un descarnado y pertinente cuadro sobre los riesgos del machismo y la violencia de género.
El director Paco Caparó y Jhosep Palomino, su habitual asistente, dirigen esta propuesta que, más allá del montaje en escena, se erige como señal de alarma para una sociedad construida sobre paradigmas, estereotipos y prejuicios. A través de breves episodios hilados en un cíclico flashback se configura un eje de réplicas aparentemente interminables. El director denuncia la violencia –en esencia, machista– y la retrata con una perspectiva cruda ya vista en obras como “Carne de mujeres” (2012). 
Esta vez, añade con gran acierto una visión transversal del fenómeno y la desmitificación de las proclamas vacías. Para lograrlo, “Aquí no hay lugar para unicornios” muestra a la violencia “normalizada” e institucionalizada en toda amplitud: la casa, la escuela, los centros de labores y los espacios de denuncia. Sus personajes son seres carentes de afecto familiar extraídos de la realidad cotidiana.
A pesar de intentar distanciarse de viejos estereotipos, llama la atención que los potenciales abusadores sean, en su mayoría, roles masculinos, reservando las intrigas psicológicas a los papeles femeninos. 
El equilibrio de las historias no evita la ligera sobre-victimización de los casos. Pero sí reproduce una galería de paradigmas que reflejan la idiosincrasia pasiva de nuestra sociedad. Los hábitos de consumo, la cosificación de la mujer, el empleo de la manipulación y la culpa, la voracidad laboral que invalidan y contamina, incluso, los ideales más justos. Lejos de amilanarse, el elenco –los 17 alumnos de 3er año del Club de Teatro de Lima– afianza su compromiso y dedicación. A nivel estructural, la narrativa precisa y el ritmo vertiginoso de la puesta va hilvanando la diversidad de conflictos con dosificada elocuencia e intensidad, lo que la convierte en apreciable en sus dos horas de duración.
Destaca también el uso eficiente de elementos. Un ejemplo claro son las máscaras que “protegen” la identidad de las niñas y aportan “presencia” a objetos inanimados. Las cajas de madera juegan en una escenografía funcional y sobria, conjugada de forma brillante por las atmósferas íntimas y reveladoras de la iluminación.
A través de su irónico título, “Aquí no hay lugar para unicornios” revela que el futuro tiene poco que ver con equinos imaginarios o linajes azulados. En un país con una de las mayores tasas de agresiones sexuales y feminicidio como el nuestro, son las mujeres –y su denodada lucha– las hacedoras de los nuevos tiempos. 

FICHA ESCÉNICA
“Aquí no hay lugar para  unicornios”, creación colectiva
Dirección: Paco Caparó
Asistencia de dirección: Jhosep Palomino
Elenco: Adriana Burga, Oriana Canales, Levi Castillo, Javier Deza, Estefanía Gallegos, Kevin Gonzáles, Flavia García, José Gallo, Yuliana Huallanca, Daniel Marcone, Manuel Muñoz, Verónica Narro, María Isabel Rojas, Jordana Ramos, Joe Silva, Jackeline Soto y Milagros Yupanqui
Funciones: Sábados y domingos a las 7pm
Temporada: Del 24 de marzo al 08 de abril
Lugar: Club de Teatro de Lima (Av. 28 de Julio 183, Miraflores)
Entrada General: S/. 15