jueves, 27 de julio de 2017

Réquiem de los vivos

La vida y la muerte giran como una moneda eterna e impasible. Esta sensación persigue a los solitarios personajes en Canción de cuna para un anarquista” del autor chileno Jorge Díaz (1930–2007). Esta singular historia salpica recuerdos ficticios y reales en una trama nostálgica y enternecedora.
Balbuena (Augusto Mazzarelli) y
Rosaura (Haydée Cáceres)
En medio de diálogos desconcertantes y referencias aleatorias se irá construyendo un “pasado común” entre una viuda resignada a su soledad y un vagabundo decidido a enfrentar a dos dictadores europeos
La pluma maestra de Díaz delinea estos anhelos irrealizables y pendientes por algún capricho del destino con esperanzadora humanidad.
Dirigida con depurada inteligencia por Roberto Vigo por primera vez en el III Festival Directores en Acción 2016 del Centro de Formación Teatral Aranwa, la puesta ahora reverbera como una canción desesperada para quienes resisten desde una anodina existencia. El destacado reestreno, irónicamente, celebra la vida desde un mausoleo gris.

LA MARCHA FÚNEBRE
Precisamente ahí sucede este encuentro extraño y casual. Rosaura (una emotiva Haydée Cáceres) “visita” a Epifanio, su difunto esposo, para evadir su soledad aunque su dolor asoma en pasajes confesionales bien hilvanados. Cierta noche Balbuena (excelente trabajo de Augusto Mazzarelli) irrumpe su acostumbrado rito.
Desde el mausoleo
Mazzarelli compone un personaje sensible y persuasivo que se vale de certezas históricas, recuerdos inexactos y locuras personales para cautivar a la desolada viuda. El personaje de Cáceres rehuirá este cortejo con dulce encanto y pausas cómicas puntuales. Este contraste sensatez–lucidez será vital en la puesta.
En especial, porque servirá para revelar los miedos y traumas de una y el oscuro pasado del otro. Las actuaciones eficientes imprimirán un montaje fluido por el que se deslizan antiguos complots contra Adolf Hitler y Francisco Franco, la exótica imagen de Sandokán o la filosofía anárquica de Mijaíl Bakunin.

ANHELOS PASADOS
La sutil carga ideológica tiñe la puesta de interesantes alegorías. El mausoleo es ágora para refutar los proyectos políticos caducos, pero no las luchas vigentes (libertad o felicidad); o reanimar los aletargados sueños con los rejuvenecidos corazones –de cualquier edad– que aún mueven al mundo.
"Canción de cuna para un anarquista"
Así como la poética, lo técnico también aporta. El efecto de la lluvia y la voz en off de Jorge Chiarella como Don Aurelio, el panteonero, resultaron plausibles. La escenografía fúnebre y la utilería resultaron perfectos para el introspectivo retiro y el sobrecogedor vaivén de emociones que revisten el desenlace.
Con una puesta brillante y humana, “Canción de cuna para un anarquista es un inevitable réquiem para resucitar a las almas “dormidas” en vida. Librarse de esa muerte simbólica es una lucha inevitable y universal: un deber de los auténticos revolucionarios y un derecho de los rabiosos soñadores.

FICHA ESCÉNICA
Dirección: Roberto Vigo R.
Elenco: Haydee Cáceres y Augusto Mazzarelli
Temporada: Del 22 de junio al 30 de julio
Funciones: De jueves a sábado a las 8pm / Domingos a las 7pm
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Lima)
Más información en el evento de la obra

miércoles, 19 de julio de 2017

Juegos retrospectivos

Cada miércoles ocho improvisadores asumen un serio desafío: emplear vivencias, situaciones y experiencias ajenas para hacerlas suyas (o nuestras) en escenas divertidas, jocosas y memorables. El experimento se titula Huella”, montaje de improvisación testimonial que dirige la inspirada Carol Hernández con la asistencia de Piera del Campo.
Huella, espectáculo de impro testimonial
La licencia permitida es jugar con la retrospectiva personal hasta convertirla en una emoción universal: aquello por lo que TODOS hemos pasado. El resultado es un espectáculo único e irrepetible –por su naturaleza escénica– construida de inquietudes juveniles o recuerdos imborrablesCada función mantiene un rito peculiar. El público que ingresa puede elegir al improvisador sobre quien que recrear las historias bajo las lúdicas reglas de la improvisación. Eduardo Pinillos –elegido por mandato popular– sacrificó algo más que sus recuerdos y anécdotas en beneficio de la puesta.

DE VUELTA AL COLE
La troupe (los siete improvisadores) recreó con suma versatilidad toda clase de roles: femeninos, masculinos e, incluso, inanimados –algún pajarillo irreverente– con desenfado, gracia y ternura –la charla con la abuela ya ausente, por ejemplo– desafiando la ficción y realidad sin aspavientos.
Francisco Luna

El desempeño de Mirtha Ibáñez, Rodolfo Pesantes, Silvia Landeo, Luzma De La Torre Ugarte, Francisco Luna –quien asume la batuta de forma magistral en los momentos de soundlooping–, Omar Medina e Isabel Falcón resultó homogéneo, grácil y oportuno para la exigencia de las escenas. Además de la indudable rapidez mental y actoral del elenco, los improvisadores recurren al soundlooping. A través de este lenguaje de señas para crear música improvisada en grupo, el colectivo aprovecha sus voces variadas en tonalidades y tesituras para añadir un fondo sonoro pertinente.

TÉCNICA DE JUEGO
Con otro interesante recurso de la impro el personaje elegido fue lanzando pistas como un testimonio incompleto –vicisitudes del colegio, primeros amores o anhelos de adolescente– lleno de silencios y frases que podría sonar intrigante. El reto es resuelto con suficiencia e ingenio por el equipo improvisador.
Elenco de "Huella"
A menudo las historias y los personajes zafan de una hacia otra jugando con el recuerdo real y la memoria del público. Y, aunque “Huella” funciona como un espejo que refleja la vida y sus tropiezos, explora más a nivel introspectivo. Las confidencias inscrita con tiza sobre las paredes lo revelan. En este juego la confianza en el compañero –uno de los pilares de la improvisación– es puesta a prueba en cada historia y nace de una premisa básica de reconocimiento: ¿Qué tanto te conoces? Con vestuario blanco y negro, “Huella demuestra que se puede divagar con realismo y complicidad en la mejor escuela de todas: la vida.
Crédito de imágenes: Impro Testimonial

FICHA ESCÉNICA
Dirección: Carol Hernández
Asistencia de Dirección: Piera Del Campo
Elenco: Mirtha Ibáñez, Eduardo Pinillos, Rodolfo Pesantes, Silvia Landeo, Luzma De La Torre Ugarte, Francisco Luna, Omar Medina e Isabel Falcón
Temporada: Del 21 de junio al 26 de julio
Lugar: Paya Casa (Av. Bolognesi 920, Barranco)
Entradas: S/. 30 (General) y S/. 25 (Estudiantes)
Informes y reservas: impro.testimonial@gmail.com / Ofertas para grupos

viernes, 7 de julio de 2017

Caídos del cielo

Las premoniciones y la angustia de un viaje sin retorno configuran el reciente proceso creativo de Mariana de Althaus. Luego de sus primeros montajes testimoniales: “Criadero” (2011) y “Padre Nuestro” (2013), la dramaturga y directora explora linderos y fibras más sensibles bajo un ejercicio honesto.
Marisol Palacios y Lizet Chávez
El magistral manejo visto en “Pájaros en llamas” (2017) lo demuestra. De Althaus apuesta aquí por una mayor naturalidad al seguir una pauta de acotaciones y diálogos, añade más voces (tres actores) a los dos confesantes y utiliza las proyecciones audiovisuales de un modo más cinematográficoEn escena Fernando Verano y Marisol Palacios aceptan curar sus heridas aún palpitantes con una catarsis colectiva y reconciliadora. A primera vista el escenario reproduce un caos de equipajes que guardan algo más que elementos claves en las historias. El resultado es sublime.

VIAJEROS SIN DESTINO
A través de ellos fluyen retazos de vidas siniestradas: una pesada continuidad marcada por usar el mismo nombre o un amor atrapado en una jaula del tiempo. Sus historias tejen un drama fidedigno de recuerdos palpitantes contados por voces y texturas mixtas (escénicas y audiovisuales) con sobria intimidad.
Fernando Verano
Por ejemplo, las proyecciones audiovisuales “visten” a Alberick García, Nicolás Galindo y Lizet Chávez con un realismo preciso. Los tres actores –de buen trabajo– aportan la ausencia de los seres perdidos en la tragedia. Son dignos “médiums” entre la realidad de la vida y la ficción del más alláSentir el vacío es crucial en la propuesta y se traduce en versos solitarios. “La vida es más fuerte que todo dolor” de la poeta Anne Sextton reverbera como un eco distante. O en escenas cotidianas y canciones populares que alcanzan una nueva significación ante quienes no están en el mundo físico.

ECOS AUDIOVISUALES
En “Pájaros en llamas” las emociones fluyen desde el corazón por el ejercicio espontáneo de los testimonios. La concurrencia de canciones de Facundo Cabral y poemas de Blanca Varela juegan a favor del estilo confesional del montaje aun cuando pudiera repensarse la pertinencia de ciertos momentos.
Elenco de "Pájaros en llamas"
Por ejemplo, la llamada “aeroportuaria” en ruso podría presentar su traducción proyectada –como en otros pasajes– para descubrir su belleza poética. Y podría desplegarse una mirada más genérica –quizá, ritual– sobre la muerte de modo que involucre al público en esta interesante experiencia. 
Poco a poco el desorden devendrá en un “vacío” final que marca una purificación metafórica ante las tragedias de Lansa (1971) y Faucett (1996). Lorenzo, entonces novio de Marisol Palacios, y la primera familia del padre de Fernando Verano brillan en escena. Sus almas traen paz al mundo complicado y doloroso de los sobrevivientes.

FICHA ESCÉNICA
“Pájaros en llamas” de Mariana de Althaus
Dirección: Mariana de Althaus
Elenco: Marisol Palacios, Fernando Verano, Lizet Chávez, Alberick García y Gabriel Iglesias
Funciones: De jueves a lunes a las 8pm
La temporada acaba el 10 de julio de 2017
Lugar: Centro Cultural PUCP (Av. Camino Real 1075. San Isidro)