viernes, 25 de abril de 2014

Vidas agridulces

Explorar las relaciones (sus conflictos y desencuentros) desde una óptica singular es insumo de infinitas historias. Saber aproximarse a ellas para escribirlas y dirigirlas con gracia, delirio y osadía en una propuesta escénica que no naufrague es un notable mérito.
"Las crías tienen hambre"
Las crías tienen hambre”, primera obra del joven dramaturgo Jano Clavier, se sitúa a mitad de ese anhelo. 
Pero es un buen comienzo para este autor peruano - venezolano, que presenta a dos personajes atrapados en una relación amorosa dependiente.
Los diálogos en un lenguaje ágil y desencantado, y situaciones absurdas y grotescas sirven para esbozar los agrios días de esta pareja. Una cruda reflexión sobre la madurez desde la visión de un dramaturgo cuya edad no alcanza a las tres décadas de vida, pero se da maña.

Días aburridos
A simple vista asoma un drama cotidiano, pero no. El juego escénico que plantea Clavier oscila entre lo serio y absurdo. Su propuesta de diálogos ágiles y un humor negro e impredecible guía el texto y, en especial, el subtexto hasta rincones insospechados.
Nani Pease y Tirso Causillas
Un acierto del texto y montaje es la relación poco funcional y desigual de sus protagonistas.
Pablo (un buen trabajo de Tirso Causillas) es un artista conceptual y Olga (contrapunto escénico de Nani Pease) es una exitosa ejecutiva
Son una pareja distante en edades (lo separan casi veinte años) y sus aspiraciones profesionales y personales.
No obstante, están fuertemente enlazados por sus temores y frustraciones.  El montaje es plausible, pero en ocasiones, lo absurdo linda con lo confuso y lo excéntrico (básicamente en el rol de Causillas). A él se contraponen las exigencias de Olga, a pesar de que, por momentos, la poca sincronía socava la buena química de ambos actores.

Pareja dispareja
De otro lado, la convivencia de ambos revela modelos de dominación, estereotipos y un velado Complejo de Edipo. Ello configura ciertos momentos de comedia en la pieza, pero da solidez a las escenas de mayor tensión. Propuesto así, el montaje no se salva de ciertas dificultades.
La piñata, Olga y Pablo
Por ejemplo, el uso frecuente de groserías reduce su efecto y se pierde cuando se requiera intensificar la obra
El hecho de que aparezcan argentinismos genera algunas disonancias, aunque rescata y usa bien los recursos audiovisuales y utilería (como la “piñata maternal”).
Como dato curioso está el trazado de la escenografía que simula al filme “Dogville”, del danés Lars Von Trier (Copenhague, 1956). Casualidad o no, el reto que asume Clavier y su elenco logra un efecto parecido: inquietar, criticar y reflexionar sobre la existencia de dos personas en constante zozobra.

Crédito de fotos: Leonel Ortíz / Las crías tienen hambre

Ficha técnica
Las crías tienen hambre”, de Jano Clavier
Dirección: Jano Clavier / Asistencia: Piero Negrón
Elenco: Nani Pease, Tirso Causillas y Piero Negrón
Jefe técnico: Nelson Morales
Diseño de iluminación: Jesús Reyes
Teatro: Mocha Graña (Jr. Sáenz Peña 107, Barranco)
Información en la página de la obra

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