jueves, 9 de enero de 2014

La escena del 2013

Intentar un recuento suele ser una labor un tanto injusta, aunque necesaria si se trata de vencer al olvido. He preferido iniciar con un pequeño listado de obras que, por descuido, no alcanzaron una reseña en este blog pero sí una justa mención en otros espacios de crítica y difusión teatral.
Escena de "El servidor"
Entre estos montajes destaca “Padre nuestro”, el desafío de Mariana de Althaus para escudriñar el universo masculino; o “Ricardo III”, de William Shakespeare y dirigida por Chela de Ferrari, y que volverá a escena desde el 9 de enero en el Teatro La Plaza.
Quedaron en espera “Sueños de un seductor”, comedia de Woody Allen en el Teatro Larco, “El servidor”, de Ronald Harwood y dirigida por Mateo Chiarella en el teatro Ricardo Blume de Jesús María, y la mágica travesía de los “Fabulatas” (Patricia Barreto, César García, Manuel Gold, Jely Reátegui y Rodrigo Zalles). Pasemos a lo reseñado.

Letras nacionales
Cada año, más dramaturgia peruana inédita es estrenada. Eso sucedió con Baila con la Muerte nacida de la versatilidad creativa de Maritza Núñez. Su delirante propuesta (con la música de Sadiel Cuentas y la dirección de Jorge Sarmiento) sacudió la nueva sala de la ENSAD y el elenco elegido fue un acierto y un obsequio para la antología teatral.
Elenco de "¡Baila con la Muerte!"
Meses después, Núñez volvería con El vigilante enmascaradoen el Teatro Larco. Este cómic musical fue un reto que David Carrillo resolvió bien sobre escena con un elenco muy joven y un género que podría explotarse con más frecuencia en Lima.
Otra historia, esta vez, llena de lirismo y añoranza se tradujo en La eternidad en sus ojos, de Eduardo Adrianzén, el autor peruano con mayores puestas del 2013. Resulta curioso pero este texto escrito como homenaje a la trayectoria de Sonia Seminario puso de relieve el trabajo actoral de Ximena Arroyo, su hija.
Natalio Díaz y Karlos López Rentería
en "El otro aplauso"
En los confines de Barranco se estrenó El otro aplauso, de Diego La Hoz. Esta pieza nació de la experiencia de grupo y fue apreciada en un montaje poético y sobrecogedor, con pocos elementos, e intensos diálogos sobre cómo intentar conciliar el teatro a la vida. Espacio Libre ha programado funciones el jueves 9 y viernes 10 de enero.
Hacia octubre irrumpió Escuela vieja”. Esta creación colectiva fue dirigida por Patricia Biffi y se presentó apenas en tres ocasiones en el Centro Cultural de España (CCE). Esperemos que sus demoledoras críticas al sistema educativo y el contagioso espíritu travieso de sus cuatro protagonistas regresen este 2014.

Días de festival
Los reflectores señalan al Festival de Artes Escénicas de Lima (FAEL) 2013 como uno de los eventos de mayor dinamismo de la ciudad. Tras veinte días y casi treinta obras en varias sedes del centro de Lima, el festival nos acercó a la realidad escénica de otros países. Desde aquí confiamos con que esta iniciativa se consolide.
"Escuela vieja. Todo lo que quiso olvidar
sobre la educación peruana"
En un circuito alternativo se realizó el IV Encuentro del Barranco – Teatro (In)visible en setiembre. Un evento impulsado por Espacio Libre y que contó con la participación de La Cordura del Copete y El Baldío Teatro (ambos de Argentina). Fueron seis días de aprendizaje y talleres con una moneda común: la convivencia de grupo.
Y si se trata de iniciativas en dramaturgia puede mencionarse a Sala de parto. Organizado por el Teatro La Plaza, este año se decidió publicar diez obras inéditas –y sus respectivas lecturas dramáticas– de autores nuevos y de algunos con nombre en el drama como Eduardo Adrianzén, Vanessa Vizcarra o Patricia Romero.

Puestas de fuera
Aquí uno de los montajes más emotivos fue Historia de un caballo, que dirigió Jorge Chiarella. Mark Rozovsky realizó esta adaptación para teatro basado en un relato de León Tolstoi, y contó con más de quince actores trabajando a toda marcha en el Teatro Británico, convertido en un bello establo ruso de fines del siglo XIX.
Óscar Carrillo y Franklin Dávalos
en "Historia de un caballo"
La historia conmovió por la música en vivo, los ágiles movimientos equinos del elenco y, en especial, por los pensamientos humanos de un caballo pío llamado Patizanco. Uno de los roles más exigentes para Franklin Dávalos, un montaje que se extrañará en reposición y una muestra de lo que el Británico espera ofrecer este año.
En El Olivar, Lo que sabemos, de Daniel MacIvor, reunió a Nicolás Galindo y Sergio Gjurinovic, en un juego de roles y disfraces. Hacia fines de año y con una temporada muy breve apareció la ingeniosa Aquí se hace el amor, creación colectiva y original que funcionó por la suma de talentos que involucró.
Gianfranco Brero y Alberto Ísola en "Dúo"
El 2013 dejó ver a Alberto Ísola como un hombre de teatro a tiempo completo. Dirigió con maestría “El baile”, una puesta coreográfica y teatral, acompañado de un elenco brillante. Esta obra será repuesta en el Teatro Británico en agosto próximo. Y repuso “El cine Edén” en la Alianza Francesa de Miraflores.
En escena, Ísola actuó junto a Gianfranco Brero en Dúo. En este montaje encarnó a personajes marcados por el desconcierto o las culpas lejanas. El trabajo dirigido por Giovanni Ciccia retorna a escenarios desde el jueves 9 de enero. Este es un pequeño resumen que motiva a descubrir lo que este 2014 aguarda.

Nobleza equina

En el año de 1886 León Tolstoi (1828-1910) publicó “Historia de un caballo”. En ese bello relato el escritor ruso recurrió a los equinos como personajes para revelar la compleja naturaleza humana, sus criticables convenciones y defectos con aires de fábula
La historia trascendió y tiempo después Mark Rozovsky (Petropavlovsk, 1937) la adaptó al teatro
El dramaturgo recreó los avatares de Patizanco, un caballo cuya nobleza no radicaba en su linaje
Esa aproximación, desde unos ojos ecuestres y sensibles, fue utilizada en el poético montaje que Jorge Chiarella dirigió en el cierre de temporada del Teatro Británico.

Vida de sacrificios
La puesta presenta a Patizanco, un caballo pío nacido en un establo del Imperio ruso, que al no poseer pedigrí es relegado por esa advenediza condición. Cuando abandona el establo, se gana el aprecio de unos y el odio de otros (humanos) pero siempre es discriminado por los de su propia especie.
En esas peripecias –con buenos y malos amos– reflexiona con inusual agudeza e ingenuidad el extraño orden de los humanos
La pieza explora la condición humana, sin temor ni condescendencia. 
Destaca la intensidad de sus diálogos en los que se aborda el sentido de pertenencia a un grupo, la diferencia, la vejez y la discriminación.
La dirección de Chiarella equilibra y pondera el despliegue actoral, la música en vivo, las escenas corales y la exigencia física de su elenco. El trabajo de Franklin Dávalos como Patizanco es excepcional, sensible y humano (verlo como un caballo entrado en años es notable). El séquito equino que lo rodea no desentona.

Rusia de ataño
Rozovsky también compuso la música interpretada en vivo –un gran acierto– que dio a la puesta una atmósfera de época: la Rusia del XIX. Ese telón musical es el fondo perfecto para las escenas de pomposa fiesta, múltiples penurias y los ágiles arrebatos ecuestres.
Las participaciones corales fueron logradas y el uso del espacio en escena fue acertado. Una pista de carreras (es fabuloso el momento de la competencia hípica), un establo zarista o habitaciones fastuosas guiaron la historia en espacio y tiempo.
En suma, son cortas las palabras para una sublime puesta –por desgracia, no habrá reposición en verano– que dejó una huella sublime e imborrable en el alma y corazón no sólo de los espectadores, sino también de actores, actrices y director. Una maravillosa historia que recordar en el 2013.

Crédito de fotos: Teatro Británico

Ficha técnica
“Historia de un caballo”, de Mark Rozovsky
Dirección: Jorge Chiarella
Actúan: Franklin Dávalos, Tati Alcántara, Mariano Sabato, Óscar Carrillo, Stephanie Orúe, Jean Pierre Vismara, Leslie Guillén, Janncarlo Torrese, Claudia Rúa, Armando Machuca, Pedro Olórtegui, Mijail Garvich, Lucía Rúa, Carlos Casella, Renato Medina y Juan Carlos Morón
Dirección Musical: Fernando de Lucchi
Músicos: Guillermo Amesquita, César Sánchez, María Tuzlukova e Igor de la Cruz
Lugar: Teatro Británico (Jr. Bellavista 527, Miraflores)