lunes, 25 de noviembre de 2013

Testimonio de madre

Encontrar puestas con temáticas poco usuales es un reto en los circuitos teatrales de Lima. Sin embargo, en Espacio Libre de Barranco suelen presentarse algunos montajes que recogen, por ejemplo, los aciagos días de la violencia política y cuyo reflejo aún es escaso en la dramaturgia peruana tradicional.
Uno de esos textos que duelen por las verdades que encierran o las heridas que dejaron en el alma es “Mamacha Dolores”, un trabajo alegórico plasmado en una veintena de hojas de testimonio doloroso y sincero. 
Esta evocadora pieza escrita por Antonio Díaz Florián revela, con fuerza y desconsuelo, una serie de vicisitudes de una determinada madre en la época oscura de la violencia política.
El montaje unipersonal de poco más de una hora es una interpelación sentida y sincera –el reclamo genuino de una mujer andina, fuerte y perseverante– ante la Mamacha (una de las formas con que fue asimilada la Virgen María en el imaginario popular andino). El resultado es un momento de revelación profunda y simbólica que viaja al corazón.

Fuerza de madre
En primer lugar, Aurora Colina aparece vestida de saqra –encarnación maligna, rubia y de piel blanca– para contarnos su desgracia y su denuncia. Su dolor proviene de las entrañas de los Andes: su corazón desolado. Sus palabras oscilan entre la amargura y el desconcierto, aunque es posible rastrear en ellas una esperanza lejana.
Ella busca una verdad: la desaparición de su hijo (y los del pueblo), algunos perdidos bajo las botas del abuso militar, y otros en medio de la insania de quienes buscaban un cambio apelando al terror. Pero ella continúa su incansable búsqueda. 
Lo que impregna su testimonio de una intensa emoción que no ha perdido vigencia y que socaba la indiferencia de las generaciones ajenas. Sin embargo, para Aurora Colina como para los espectadores en la sala, los olvidados, los nombres injustamente acusados, los que aguardan una salida, los que partieron… esa espera continúa.

Ficha artística
“Mamacha Dolores”, de Antonio Díaz Florián
Dirigida por Antonio Díaz Florián
Actúa: Aurora Colina
Única función el martes 26 de noviembre a las 9pm
Lugar: Casa Espacio Libre (Av. Balta 802-A, Barranco)
Más información en Espacio Libre

sábado, 23 de noviembre de 2013

Esperado reencuentro

Dos amigos, dos personajes, dos historias e infinitas emociones envuelven a “Dúo”. Esta sublime coincidencia escénica reúne a Alberto Ísola y Gianfranco Brero en un montaje apasionante tras dos décadas desde que trabajaran juntos en “Ardiente paciencia” (1991), de Antonio Skármeta o “La Nona” (1993), de Roberto Cossa en el Teatro Larco de Miraflores.
Por esos días Ísola dirigía la Asociación Cultural Umbral y, en 1994, en el taller de actuación que dictaba estaban Giovanni Ciccia y David Carrillo, los actuales directores de la Asociación Cultural Plan 9. Con la dirección de Ciccia y la asistencia de Carrillo, esta puesta delinea los anhelos postergados y envejecidos por la vida y el tiempoAquellas batallas inconclusas nacidas de la ilusión de épocas mejores y el deseo vehemente de que toda existencia humana, por muy efímera que sea, trascendiera de alguna manera. Y es que cuando la vida asalta con interrogantes dolorosas y profundas, las respuestas retrospectivas apenas asoman con luces insuficientes.

Encierro voluntario
Esta sensación de buscar en el pasado las consecuencias del presente aparece en las dos obras argentinas que componen “Dúo”. En “El acompañamiento” del dramaturgo Carlos Gorostiza (Buenos Aires, 1920), Tuco (un Brero apasionado e idealista) es un operario de fábrica a punto de jubilarse que decide iniciar –o retomar– su carrera como cantante de tango.
Este quijotesco arrebato le cuesta un voluntario encierro en su casa. Cierto día lo visita su gran amigo Sebastián (Ísola aparece como un pragmático equilibrio), dueño de una bodega y una personalidad realista
Entre momentos gráciles y cómicos (las escena animadas por las gárgaras), y recuerdos juveniles irán descubriendo que no existen límites de edad para creer en los sueños
Resulta divertido apreciar la negociación de ambos en planos psicológicos y amicales mientras esperan al acompañamiento. La habitación con artefactos de inicios del siglo XX, la nostálgica voz de Gardel y ese curioso dejo que suena a Buenos Aires y, a veces, a Lima fueron acertados puntos de la puesta.

Amor en espera
En “Príncipe azul”, del autor y médico psicoanalista Eugenio Griffero (Buenos Aires, 1936) reside un reto importante. Esta obra saltó a escena por primera vez en 1980 en plena dictadura militar en Argentina y marcó un hito al revelar un amor frustrado entre Juan y Gustavo (Ísola y Brero, dos hombres desolados y reprimidos) y su reencuentro sesenta años después.
Ambos regresan a la playa en la que fueron felices en su juventud para encontrar una respuesta que los tranquilice. 
Sentados en una banca, irán recordando sus glorias personales, quizá para ocultar su temor o la emoción al verse de nuevo. Vestidos de blanco, Juan y Gustavo parecen estar listos para el designio aún cuando la vida parece extinguirse.
La calidad actoral de Ísola y Brero encandila. Cada pieza es un round escénico para cada actor, un certero golpe emotivo, tangos de añoranza y una reflexión sobre las heridas de la vida –aquellas deudas existenciales– que no se borran con los años. "Dúo" es una demostración plausible de que los reencuentros, en la vida o en las tablas, siempre son gratas sorpresas o mágicas casualidades.

Crédito de fotos: Teatro Plan 9

Ficha artística
“Dúo”, dirigida por Giovanni Ciccia
Asistencia de dirección: David Carrillo
“Príncipe azul”, de Eugenio Griffero
“El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza
Actúan: Alberto Ísola y Gianfranco Brero
Lugar: Teatro Larco (Av. Larco 1036, Miraflores)
Las funciones van de jueves a lunes a las 8pm / Domingos a las 7pm
La temporada culmina el 16 de diciembre
Más información en Teatro Plan 9

viernes, 8 de noviembre de 2013

Futuro incierto

Un concierto de esquivas posibilidades domina “Rockstars”. En esta historia escrita y dirigida por Ernesto Barraza (Lima, 1979), los azares del destino desafían los sueños de cuatro amigos que fuera del colegio imaginan su vida como estrellas de rock
Entre dilemas y decisiones, cada quien buscará realizar su anhelo sin perder de vista el rumbo
Una premisa básica que esboza el estilo de Barraza y que es posible rastrear en otros trabajos como “Break” (2011) o “Botella borracha” (2012)Por ejemplo, la transformación generacional, los ejercicios irresolubles del pasado y los dilemas venideros. En “Rockstars”, el autor continúa esa línea con un resultado dinámico y fresco, aunque sin la carga dramática que se esperaba.

Pequeños ídolos
Y es que en “Rockstars” los personajes son carismáticos, bien delineados, pero de poca profundidad psicológica. El origen podría residir en la dramaturgia, pero que no logra corregirse en la dirección. Una seria dificultad si se considera que todos ellos están inmersos en el trance de la adolescencia a la adultez.
Se ve a Sebastián (Stefano Salvini), líder de la banda y el más idealista del grupo. El vocalista considera que la música no sólo puede cambiar la sociedad, sino ser su modus vivendi. Piensa eso hasta que recibe un quiebre existencial con la aparición de la fotógrafa Claudia (Jely Reátegui).
A Sebastián se contrapone Sergio (Gabriel González) quien comparte sus sueños musicales con los sólidos estudios en Derecho. Completan la banda Marco (Andrés Salas), el irreverente baterista que zigzaguea con su futuro y Renzo (Nicolás Valdés), aspirante a rockstar que estudia repostería antes de los ensayos.

Rumbo a escena
Las actuaciones son naturales y correctas. A pesar de la ausencia de un rol antagónico –salvo los azares y las situaciones inesperadasla puesta transcurre de forma entretenida y ágil en escena. Los disfuerzos de inmadurez, el vocabulario juvenil y la ‘chacota’ animan los diálogos, mientras la estética rocker conjuga la atmósfera con buen tino. La música es otro notable acierto.
El escenario realista –un garaje convertido en lugar de ensayo– está al servicio del montaje gracias a un acertado trabajo de luces y sonido. Sin embargo, la puesta ofrece un difuso desenlace: como si fuera un final abierto que si bien es espectacular se diluye en el epílogo de la historia.
Al margen de este detalle, no puede desmerecerse la producción de este director y dramaturgo. Ha sido uno de los ganadores del Festival Sala de Parto de La Plaza con la pieza “Bésame mucho” –a estrenarse en 2014– y hace unos años su obra “El duende” ocupó el tercer puesto en el Segundo Concurso de Dramaturgia “Ponemos tu obra en escena”.

Foto: Grace Hoyle / Aliette Bretel

Ficha técnica
“Rockstars”, de Ernesto Barraza Eléspuru
Dirección: Ernesto Barraza Eléspuru 
Dirección adjunta: Diego Lombardi
Elenco: Stefano Salvini, Jely Reátegui, Gabriel González, Andrés Salas y Nicolás Valdés
Lugar: Centro Cultural Ricardo Palma (Av. Larco 770, Miraflores)
Las funciones van de jueves a domingo a las 8pm
La temporada culmina el 17 de noviembre
Más información en el evento de la obra
Una producción de Break Producciones

lunes, 4 de noviembre de 2013

Héroe ciudadano

Ni en Ciudad Gótica o Metrópolis se imaginarían a un justiciero que se dedique a luchar por la libertad luego de… ¡amasar panes! Y menos que la ciudad ficticia en la que vive necesita salvar su democracia en época electoral y que bien podría ser la irreverente Lima. Pero existe en el universo de El Vigilante Enmascarado.
Se trata de un superhéroe, sin mayor poder que su convicción en la justicia y la verdad. Con elementos del cómic, la política, la tragedia clásica y mucho humor, esta fantasía musical enfrenta a un joven panadero contra las oscuras fuerzas de una mafia enquistada en el poder.
Un reto complicado por la galería de enemigos a los que combatir como por el desafío que se impusieron David Carrillo, Maritza Núñez y Sadiel Cuentas –dupla que presentó hace pocos meses “Baila con la muerte”– para montar una pieza musical Off-Broadway. Dos hazañas que apreciar las noches de martes y miércoles en el Teatro Larco.

¡A salvar la ciudad!
El texto de Núñez delinea una sombría urbe. En clave de farsa, alusiones políticas y mediáticas –con paralelismos divertidos–, y una sutil ironía, la dramaturga sitúa al héroe enmascarado en esta metrópoli gobernada por autoridades ambiciosas y corruptas. La zozobra y el temor de los primeros instantes de la obra atrapan e inquietan.
La sensación se intensifica cuando aparecen los villanos que han tomado la ciudad: la alcaldesa tirana Albertina Midori (Bárbara Falconí), la conductora de TV Lara Pozo (Emily Yacarini) y los esbirros (Carla Valdivia, Óscar Meza y Jonathan Ram), oscuros personajes encargados de intimidar a la ciudadanía.
Es ahí que aparece un humilde panadero que intenta salvar la ciudad. El papel de este curioso superhéroe recae en Martín Velásquez, de buena actuación y técnica vocal. A él se contrapone el perverso Vladim Montés (un antagónico bien llevado por Toño López) y asesor de la burgomaestre. 
Ambos personajes son equilibrados y giran en torno a otros que luchan por la libertad o el amor desde la clandestinidad.
Por ejemplo, está un extraño anciano llamado el capitán Julio (José Antonio Buendía) que se convierte en el mentor del novel justiciero, una figura usual de los cómics. Luego, como por viñetas, aparecen la valiente comunicadora Rebeca (Nella Pantoja); o el canillita Calichín o el estudiante Emilio (interpretados por Valentín Prado). En la otra orilla figuran empresarios corruptos, indefensos vecinos o panelistas ‘comprados’ de un talk show.

Comedia musical
El acertado uso del contexto convierte a esta obra en una interesante fotografía que no olvidar. El trabajo actoral (con un elenco egresado íntegramente de los talleres de formación de Plan 9) es destacado. Múltiples en escena, los actores revelan su versatilidad –en interpretaciones y registros– y dinamizan esta puesta con un buen dominio del género para ser la primera vez.
A pesar de sus letras con lirismo y humor, el montaje enfrenta ciertas dificultades. En ocasiones, la música (composiciones de Sadiel Cuentas) o el registro vocal de algunos intérpretes logra opacar a las voces femeninas. Y aunque se extrañen las coreografías, el montaje brilla por su sincronía y el buen manejo del espacio escénico.
Ayuda mucho el juego de luces (trabajo de Iván Reyes) para recrear las atmósferas en ciertos momentos. El Vigilante Enmascarado continuará su lucha con la misma fe que Plan 9 ha depositado sobre sus egresados (como en “Las mujeres y Wallace”). De esos anhelos compartidos surgen las batallas que vale la pena afrontar desde las tablas.

Fotos: El Vigilante Enmascarado / Bettina Villena / Silvano Gastaldo

Ficha artística
El Vigilante Enmascarado”, de Maritza Núñez
Dirección: David Carrillo
Composición musical: Sadiel Cuentas
Elenco: José Antonio Buendía, Bárbara Falconí, Toño López, Óscar Meza, Nella Pantoja, Valentín Prado, Jonathan Ram, Carla Valdivia, Martín Velásquez y Emily Yacarini
Lugar: Teatro Larco (Av. Larco 1036, Miraflores)
Las funciones son los martes y miércoles a las 8pm
La temporada culmina el 11 de diciembre
Más información en la página o el evento de la obra